
Por Fredy León
El congreso, sendero y Fujimori son los que mayor rechazo tienen en la sociedad y no hay argumentos que puedan amortiguar esa percepción negativa que domina en la población. Ambos se han ganado ese rechazo al extremo que han empezado a surgir voces que se preguntan ¿para qué sirve el congreso? Otras desde el sentido común cuestionan el terruqueo mediático y se preguntan ¿sin terruqueo que queda del relato de la derecha? y muchos ven a Keiko con el signo de la derrota marcada en su frente.
El congreso y Keiko son los directos responsables de la actual crisis politica y desgobierno que vive el país y han demostrado no tener mayor interés en proponer soluciones reales a los graves y profundos desencuentros que debilitan nuestra precaria democracia. Entre los intereses menudos de los congresistas peseteros y la ausencia de una verdadera clase política con visión de estado, el congreso naufraga en medio del descrédito absoluto y rechazo de la población que va obligar a repensar su rol en una democracia de verdad.
Hemos llegado a un momento crítico de nuestra historia donde tenemos que interrogarnos sobre cuál es la utilidad práctica de mantener congresistas al que la sociedad les paga puntualmente y que solo sirven para actuar como el palo entre las ruedas que impiden que la carreta avance con normalidad.
Pero si hemos llegado a un momento donde no sabemos para qué le sirve al país este congeso, en cambio sí sabemos para qué le sirve a esa derecha bruta mantener vivo a sendero y seguir dando de palos a un cadáver muerto.
Mantener vivo a sendero le sirve para justificar la represión y violación de los derechos políticos, para aterrorizar a la población y crear pánico en la sociedad, para impedir que la gente exprese con libertad sus opiniones y reivindicaciones y para que los escribas de derecha se solacen moliendo a palos a un cadáver putrefacto y desde la comodidad del poder agiten los despojos de ese fantasma del pasado para evitar confrontar con la realidad que les pisa los talones.
La derecha bruta necesita a sendero para sostener su relato, discutir con las ideas muertas y asociar todo el pensamiento crítico como si hubieran salido de esa sarcófago maloliente en que terminó el denominado pensamiento Gonzalo.
Sendero Luminoso ya no existe, la realidad lo derrotó; y el llamado pensamiento Gonzalo, considerado por los senderistas como «infalible y garantía de victoria», terminó en el basurero de la historia. Y esto no es un simple dato aislado extraído de alguna crónica periodística, sino es un hecho irrefutable y concreto de la realidad que en definitiva cuenta es lo único que vale en política, los hechos y solamente los hechos.
Sendero surgió para tomar el poder, todo el poder, por eso reivindicaron esa frase «salvo el poder todo lo demás es ilusión»; sus militantes se educaron en el dogmatismo absoluto de que «la guerra popular del campo a la ciudad» era la única vía para tomar ese poder y en su fanatismo elocubraron la idea de que Abimael era la «cuarta espada» del pensamiento marxista-leninista-maoísta predestinado a ser «faro y guía de la revolución mundial».
Toda esa palabrería la historia lo barrió como barre el viento en el otoño las hojas secas que caen al suelo, y si por ahí aparece algún despistado que funge de analista político y sostiene que Sendero sigue vivo, tiene que demostrar con hechos concretos -no con suposiciones ideológicas- que SL sigue vivito marchando hacia la tomar del poder y haciendo lo único que sabían hacer: volar torres, asesinar dirigentes sociales, colocar coches bombas, sembrar el terror en el campo para generar vacío de poder y repetir las fanfarronadas de Abimael machacando en el cerebro de los fanáticos militantes senderistas.
Solo la policia, que no se caracteriza precisamente por tener algo de inteligencia, puede hacer el ridículo y afirmar que sendero se ha mimetizado en las organizaciones sociales que antes combatía y asesinaba a sus dirigentes, caso concreto de María Elena Moyano y Pascuala Rosado, dirigentes del vaso de leche de Villa El Salvador y Huaycán.
Esa afirmación, por ejemplo de que el vaso de leche es una «organización generada por SL», ademas de ser un burdo intento para justificar la violenta represión contra los sectores movilizados contra la dictadura, es ignorancia pura y total.
Según palabras de Abimael, Sendero surgió «como maquinaria de guerra para la conquista del poder mediante la violencia revolucionaria para derrumbar el orden social imperante»(1). Sendero no nació para dirigir el vaso de leche o las ollas populares o los sindicatos, ellos creían que iban escribir la nueva historia del mundo.
¿Puede mimetizarse una organización de esa naturaleza que se jactó de ser «los iniciadores» de su guerra popular y todo exultantes anunciaron que con su decisión se «sella los tiempos de paz, apertura los tiempos de guerra (…) ha concluido nuestra labor con manos desarmadas, se inicia hoy nuestra palabra armada»(2), para luego aparecer convertida en todo lo que repudiaban y combatían?
Sendero, a pesar del fanatismo de Abimael que planteó «desarrollar la militarización del Partido a travé de sus acciones» y creía que con eso iban a vencer «porque sabemos lo que queremos»(3), solo tenían dos opciones: triunfar o perder. No tenían una tercera opción.
Sendero fue derrotado ideológica, política, social y militarmente. Se puede discutir cómo se produjo esa derrota, pero carece de toda seriedad insinuar que Sendero se reencarnó en el Movadef. La sola existencia del Movadef es prueba fehaciente de la derrota de Sendero pues representa todo lo que Sendero decía combatir, es decir el Movadef vendría a ser una suerte de esas «organizaciones de encallecidos revisionistas electoreros» que se hacen ilusiones con el «camino pacífico y traicionan a la revolución».
Al respecto vale la pena reproducir qué pensaba Abimael sobre la participación en las elecciones para la Asamblea Constituyente de 1979 «Participar en las elecciones a la Asamblea Constituyente es desviar la revolución de su camino, es empantanarla; pues solo serviría para sembrar ilusiones constitucionales, para hacer florecer esperanzas en la Constituyente (…) es sembrar cretinismo parlamentario; es, en síntesis, querer llevar al pueblo por la vieja senda electorera del oportunismo de derecha del cual es encallecido campeón el revisionismo de «Unidad» que comanda Del Prado y compañia» (4)
Mantener vivo a Sendero solo sirve para mantener vivo ese relato fantasioso y macartista de la derecha que en la lucha de ideas por la Asamblea Constituyente ha perdido la batalla y solo se puede sostener blandiendo la supuesta amenaza de que trás de la lucha por una nueva constitución está el rostro sangriento de Abimael.
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1 Retomemos a Mariátegui y reconstituyamos su Partido. Octubre 1975
2 Somos los iniciadores. Abril 1980
3 Comenzamos a derrumbar los muros y a desplegar la aurora. Marzo 1980
4 Contra las ilusiones constitucionales y por el Estado de Nueva Democracia. Abril 1978