
Por Fredy León
La derecha está llevando de manera irresponsable al país al caos total. En su desmedida ambición por recuperar el gobierno, y deshacerse de Castillo a como de lugar, están destruyendo las bases mismas sobre la que se edifica nuestra raquítica república. Volvemos a estar a puertas de lo que Badadre nos advertía “La promesa de la vida peruana (…) ha sido a menudo estafada o pisoteada por la obra coincidente de tres grandes enemigos de ella: los Podridos, los Congelados y los Incendiarios.»
Y esos tres espectros, los podridos, congelados e incendiarios tienen el control del Congreso, los medios de comunicación y el Ministerio Público.
No es únicamente la cabeza del presidente la que va rodar si el congreso aprueba ese despropósito de inhabilitar a Castillo por presuntos delitos que aún no han sido comprobados y que no está contemplado en la Constitución como causales para declarar la vacancia presidencial, es toda la estructura republicana que se va desmoronar, el Congreso está armando una descomunal bomba de tiempo que va explotar de acuerdo a las conveniencias de los facinerosos y aventureros políticos de turno.
Si un congreso que ha perdido toda legitimidad política puede vacar a un presidente legítimamente elegido recurriendo a una chapucería legal que no tiene pies ni cabezas ¿qué va quedar del país?
Si la derecha no es capaz de respetar su propia constitución ¿qué tipo de país nos van ofrecer?
El gobierno de Castillo puede ser mediocre, incompetente y hundido en casos de corrupción, pero por esa misma razón la oposición debería actuar con toda transparencia y responsabilidad, respetando la institucionalidad y el marco constitucional y promover una salida legal y constitucional que fortalezca al país y no solo satisfaga los ánimos revanchistas de un sector minoritario que perdió las elecciones.
Todo intento de saltarse por encima de lo que la Constitución contempla en su art. 117 tiene un solo nombre: golpe de estado.
El caos no se combate generando más caos y el desgobierno no se soluciona dinamitando la poca institucionalidad democrática que supervive en el país.
El mensaje que la derecha está enviando al país, con este aquelarre de simulacro de vacancia rápida montada en el Congreso, es que los ciudadanos pueden votar pero no elegir. El concepto mismo de democracia, gobierno de las mayorías donde todos los ciudadanos tienen el derecho de votar y ser elegido, se derrumba frente a la caballeria de la sedición.
Recordemos que los sectores que hoy alegremente promueven este golpe de estado no tuvieron el talante democrático para reconocer que perdieron las elecciones, hicieron todo lo imposible para desconocer la voluntad popular expresada en las urnas y como fracasaron en ese intento se dedicaron, desde antes que Castillo asumiera la presidencia, a conspirar para vacar al presidente.
Pero hasta en eso han sido torpes, no han tenido la inteligencia para hacer bien las cosas ni el mínimo respeto por el ordenamiento jurídico, están actuando como un mastodonte desbocado en la tienda de cristaleria.
El gobierno de Castillo ha sido una decepción total, pero la salida burocrática y elitista que viene imponiendo la derecha lleva directamente al país al caos y abre las puertas de la violencia.
Aquí el remedio que propone la derecha es cien veces peor que la enfermedad.