

Por Fredy León
El país entra a una encrucijada vital en medio de una polarización total, una fragmentación política, un desprestigio de toda la clase política y una indiferencia de esa gran mayoría silenciosa que mira desde el balcón la confrontación entre el gobierno y el congreso.
El país se ha vuelto ingobernable, las mayorías políticas han dejado de existir y lograr un consenso político aparece como algo imposible.
Urge definir un nuevo rumbo político y hay que señalar con toda claridad que en esta disputa por el poder es el destino del país, de los más de 30 millones de habitantes, lo que está en juego y no solamente el futuro del gobierno de Castillo o el sueldo de los 120 congresistas.
Mantener el actual status quo o promover una salida en falso que no cambie nada puede llevar a una agudización de la crisis política y con efectos muy negativos en las economías de las familias.
Se necesita mucha claridad, inteligencia política y capacidad para hacer que en momentos de crisis y debacle de nuestra clase política sea el pueblo el verdadero actor protagónico en la búsqueda de una salida democrática a la crisis, una solución integral a los problemasvdel pais y que no sea solo coyuntural sino una solución con visión de futuro y permita encaminar el accionar adecuado de nuestra institucionalidad estatal.
Como hemos venido sosteniendo creemos que ni la vacancia presidencial o el cierre del congreso o la consigna que se vayan todos son la solución correcta a la crisis de gobernabilidad. El país necesita soluciones reales y de fondo, necesitamos reformas políticas radicales, nuevas reglas de juego que garanticen el funcionamiento de la democracia, nuevos actores políticos sin nexos con la corrupción y un nuevo horizonte de desarrollo y bienestar del país, y eso pasa necesariamente por la convocatoria a una Asamblea Constituyente para debatir, discutir y forjar un nuevo consenso político y social que haga viable la nueva gobernabilidad y el desarrollo del país.
No hay otro camino, todo lo demás es repetir el viejo error de pretender curar con mejoral a un paciente que padece de cancer.
La crisis política es grave, no nació con Castillo, viene de lejos, viene desde la caída de la dictadura fujimontesinista y no hay posibilidad de encontrar un consenso en los marcos actuales, hay que construir uno nuevo y para ello se necesita que se consulte al pueblo y decida: Asamblea Constituyente, cierre del congreso, adelanto de elecciones generales y gabinete de unidad nacional.
Es la hora del pueblo.