Dios no existe, los demonios sí

Por Fredy León

Hace un poco más de cien años, Romain Rolland, el más grande humanista francés, escribió estas palabras sobre la primera guerra mundial y que recobran una trágica actualidad «Estoy anonadado. Quisiera estar muerto. Es horrible vivir en medio de esta humanidad demente, y asistir, impotente, a la bancarrota de la civilización. Esta guerra europea es la catástrofe más grande de la historia desde hace siglos, la ruina de nuestras más santas esperanzas en la fraternidad humana»

100 años después Europa es escenario, una vez más, del inicio de la tercera guerra mundial. Y es que la voladura del puente de Crimea, que une el territorio ruso con la peninsula de Crimea, lugar donde está estacionada la principal base de la flota militar rusa, justo el día del cumpleaños de Putin, significa que la guerra -por más que Putin insista en utilizar ese eufemismo «operación especial»- se ha escapado del control del Kremlin y el conflicto militar ha cruzado el Rubicon para convertirse en una guerra total.

Kiev ha logrado destruir el objetivo militar más importante luego del Kremlin.

El ataque al famoso puente ocurre semanas despues de que fueran voladas los gaseoductos Nord Stream I y II y en medio de una fuerte contraofensiva militar lanzada por Kiev que ha logrado recuperar algo más de 10 mil kilometros de territorio que fueron ocupados por las tropas rusas al inicio de la guerra.

Toda una catastrofe para Putín. Zelensky lo ha puesto a la defensiva y ahora contempla como el teatro de operaciones militares golpean en el territorio ruso.

Desde Kiev el mensaje lanzado es de un desafio abierto a Putin, «Crimea, el puente, el comienzo. Todo lo ilegal debe ser destruido, todo lo robado debe ser devuelto a Ucrania, todo lo ocupado por Rusia debe ser expulsado», escribió Mijail Podoliak, principal asesor del presidente ucraniano.

¿Qué puede suceder?

Aquí Putín no tiene muchas alternativas, su «operación militar» ha fracasado. Putín cometió el peor error que un estratega militar puede cometer: no se puede ir a una guerra con la mano en el freno.

Nunca tuve claro cuáles eran los objetivos militares que perseguía Putin en esa guerra. Si bien es cierto en el plano estrategico, el tema del unilateralismo vs multilateralismo, el discurso de Putin es claro y coherente, no es lo mismo en el plano militar. Putín no quiso tomar Kiev, no pudo provocar el cambio de regimen, no logró destruir el mando militar ucraniano y no valoró en su real dimensión el nivel de apoyo militar y económico de los Estados Unidos y los países subordinados a la hegemonía militar norteamericana iban a brindar a Zelenski.

Mientras el régimen de Kiev tiene armas a discreción y cada vez de mayor potencia de fuego que pueden alcanzar objetivos en territorio Ruso, cuenta con dinero a raudales y parece no faltarle hombres dispuestos a seguir empuñando las armas, por el lado ruso los problemas se acumulan al extremo que en el horizonte aparece su condición de potencia nuclear como la última opción para evitar una derrota.

La pregunta del millón es ¿para qué necesita un país desarrollar armas de destrucción masiva si no muestra interes de utilizarlos? Las advertencias hechas por la Casa Blanca, de que un posible uso de armamento nuclear por parte de Rusia tendría una respuesta fulminante, ha colocado a Putín sobre la espada y la pared. Para gran parte del mundo Putín aparece como el malo de la película.

¡Y pensar que cuando Putín anunció el inicio de las «operaciones especiales» critico ácidamente a Stalin, el genio militar que solito derrotó a esa terrible maquinaria de guerra que el nazismo alemán envió para conquistar Moscú!

Las alternativas que tiene Putín son de igual trágicas y espeluznantes: o Putin capitula y Rusia queda relegado a ser un país paria o Putín decide declarar la guerra total y se lanza a destruir Kiev para lograr evitar una humillante derrota.

No hay más opciones. La voladura del puente de Crimea ha cambiado totalmente el sentido de la guerra y por primera vez aparece la posibilidad de una derrota militar de Rusia.

¿Cargará Putín con esa pesada cruz de haber sido el causante del derrumbe final del milenario estado ruso?

En los estertores del siglo XIX el filósofo polaco-alemán Friedrich Wilhelm Nietzsche anunció que Dios había muerto. Lo que no dijo era que los demonios gozaban de buena salud.

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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