UN PAÍS PARTIDO EN DOS
Por Fredy León
La derecha está realmente desquiciada, alucinan que el gobierno ha sido tomado por asalto por una banda de belcebúes, brujas, momias, phistacos, indígenas, terrucos, filoterrucos, prototerrucos y demás salvajes que en sus cuevas sobrevivieron al diluvio universal. En su mundo de fake news andan convencidos que con la llegada a palacio de un intruso provinciano, que viste sombrero y piccha coca, se ha cernido sobre Lima la horrible todas las plagas y maldiciones biblícas.
Sodoma y Gomorra quedan chiquititos frente a los sombríos pronósticos que anuncian nuestros derechistas criollos tan pulcramente vestidos y siempre puntuales asistiendo a misa de cinco.
Y es que la despiadada campaña mediatica desatada de manera descontrolada por casi la totalidad de los medios de comunicación, contra el gobierno de Castillo, ha sembrando de pánico las mentes de los atribulados ultraderechistas limeños que nunca se caracterizaron precisamente por su talante reflexivo.
Los que manejan a su antojo el relato colectivo han logrado crear, a punta de primeras planas, un ambiente de histeria anticomunista en los segmentos A/B de Lima y creado a su medida la imagen perversa de un despiadado enemigo habitando palacio.
Y al que hay que desalojar lo más antes posible.
Y todo esto en base a un relato brutalmente falaz que juega con los impulsos, emociones y prejuicios de la gente, un mensaje elaborado de manera tosca, rudimentaria, anacrónica, extraida con pinzas del submundo de los fakes news y que no resiste el mínimo análisis racional.
Su postverdad, construida arbirtrariamente por un poder mediático caracterizado por su miniatura ética y su eterna vocación de huir de la verdad objetiva, se sostiene en el miedo colectivo que ellos mismos han ido creando. Es el regreso a los tiempos de la barbarie donde asustaban a la gente diciendo que los comunistas veníamos a «comer niños, violar monjas y quemar iglesias.»
Por eso que para esa derecha fundamentalista -como la dama del video- todos los demás que no piensan igual que ella somos “terrucos.”
“¡Calla terruco conchatumadre!” es la voz que domina en los predios derechistas. La tactica implementada por la derecha se basa en promover un antisenderismo violento en un país donde los senderistas hace tiempo fueron derrotados.
Y por esa misma razón, en ese ambiente envenenado por la ira y el resentimiento social frente a un enemigo imaginario, resulta complicado que el diálogo se instale y la razón prevalezca. Y ya sabemos, un país que no dialoga está condenado a transitar por caminos violentos.
Nadie sabe como ni nadie se atreve a demostrar con pruebas pero de la noche a la mañana, y por arte de birlibirloque, el país dice ha sido tomado por esa secta de «terrucos» que esa misma derecha, hasta hace poquito, se jactaba de haberlos derrotado y destruído.
Resulta increible el oportunismo deleznable que muestra esa derecha neoliberal que para defender sus privilegios no vacila en volar en pedazos los sustentos básicos de la convivencia social.
Y para lograr ese su objetivo la derecha ha procesado una extraña metamorphosis de los “terrucos”. Esa secta sanguinaria que entró a la política con dinamita y repetía hasta el cansancio que “la guerra popular era el único camino para tomar el poder”, es presentado por la prensa de la derecha como si fuera una inmensa fábrica de candidatos guiados por su nueva consigna, salvo el voto todo lo demás es ilusión.
Sin ninguna base real, creible y racional la derecha neoliberal quiere convertir al país en tierra de nadie y su oposición contra el gobierno del profesor Pedro Castillo, como una prolongación de la lucha antisubversiva.
En la derecha parece que el pensamiento expuesto por el General Luis “el gaucho” Cisneros sigue teniendo vigencia: “Si hay veinte personas allí sospechosas de terrorismo, yo les disparo. Y si al final mueren dieciséis que no son terroristas y cuatro que sí lo son, es un triunfo.”