La Santa Inquisición

La Santa Inquisición

Por Fredy León

Hace tiempo que el parlamento ha dejado de ser el centro del debate político y expresión de la pluralidad de ideas que existen en la sociedad. En los últimos años el parlamento ha estado reducido a ser un escenario de pequeños escándalos, el lúgubre lugar donde se han incubado las grandes intrigas y proliferado las menudas ambiciones en la lucha por el poder. Si uno hiciera un balance del papel que ha cumplido el parlamento en los dos últimos decenios, creo que el resultado sería deficitario; el parlamento ha sido el centro de la crisis política y casi nunca ha aportado soluciones reales a los problemas del país.

Y creo que por esa razón la imagen que tiene la gente de a pie sobre el parlamento es negativa.

El nuevo parlamento va tener que hacer un esfuerzo real para cambiar esa pésima imagen que se tiene del poder legislativo. Los nuevos «padres de la patria» tendrán que tratar de comprender que el parlamento es una institución que debe estar al servicio de la sociedad, fortalecer la democracia, legislar en función de los intereses del país, ser el centro del debate político y elaboración de ideas que señalen el camino a seguir para construir un país de justicia e igualdad.

Es cierto que la política en el país anda por rumbos extraviados y desde ciertos poderes mediáticos se ha impuesto una brutal caceria de ideas y creado una suerte de cerco epidemiológico contra el pensamiento crítico de izquierda. Los medios de comunicación nos han retrotraido a inicios del siglo XX, a los viejos tiempos de la barbarie impuesta por esos gamonales del pensamiento donde ser comunista era considerado un delito que se pagaba con cárcel o con la vida.

Comprendo que a la burguesía el fantasma del comunismo les siga asustando, pero creo que sus intelectuales pensantes deberían hacer un esfuerzo para encaminar esos miedos y comprender que en pleno siglo XXI la libertad de pensamiento es base fundamental sobre la que se estructura toda sociedad medianamente democrática, y que es un disparate pretender encarcelar las ideas y reprimir a las personas ya sea por sus creencias religiosas u opciones ideológicas.

Pensar nunca puede ser un delito.

Asi como las ideas neoliberales tienen toda la libertad para circular de manera profusa, es esencial que esa libertad sea para todos y que, por ejemplo, en nuestra sociedad las ideas marxistas, el pensamiento mariateguista salga de los claustros oscuros a que los nuevos inquisidores la están llevando y se acabe esa vieja costumbre de criminalizar el comunismo o prohibir el debate abierto y libre de ideas y alternativas.

La instrumentalización que hace la derecha al revivir el cadaver de Sendero Luminoso y presentarlo como si fuera una fuerza política activa es perversa y tiene un tufo macartista que es usado como justificación para criminalizar a toda la izquierda. SL fue derrotado política, militar e idologicamente, su cúpula dirigencial está en la cárcel y las acciones terroristas hace tiempo que no tienen cabida en nuestro país, lo que existe en el Vrae es un reducido grupo que ha incursionado en el narcotráfico y que sospechosamente los diferentes gobiernos no han hecho nada por detenerlos y desmantelar esa precaria organización.

En estos últimos tiempos se ha convertido en costumbre, por parte de la derecha y sus poderes mediáticos, de utilizar esa discutible figura de “apologia de terrorismo” de manera arbitraria con el objetivo de crear miedo y reprimir a toda persona que tenga una opinión crítica sobre el papel del estado en los tiempos del terror politico. A los sectores más reaccionarios les interesa alargar la tenebrosa sombra de Sendero Luminoso para bloquear todo intento de democratizar el debate y garantizar que la gente de izquierda tenga las mismas libertades que gozan los neoliberales para ejercer sus derechos politicos y expresar con libertad sus opiniones.

Y en esa tarea el congreso debería cumplir un papel fundamental, debería ser el garante de la libertad de pensamiento. Pero lastimosamente parece que en el nuevo parlamento siguen proliferando esos derechistas educados en la ignorancia política y creen que el poder efímero que tienen les otorga carta libre para hacer una caceria de brujas contra los que mantienen una vision crítica de la historia del país y proponen transitar por otros caminos para construir un nuevo Perú.

Porque ese es el objetivo de la campaña desatada contra Héctor Béjar que comenzó ni bien se hizo público su nombramiento como nuevo Ministro de Relaciones Internacionales. La Marina lo único que hizo fue echar más gasolina al fuego encendido tempranamente por los dinosaurios que pululan en el congreso, descontextualizando el sentido de la opinion expresada por Héctor Béjar, tergiversando las afirmaciones e irrogándose un rol deliberativo que la constitución no le reconoce.

¿Qué dijo Béjar? Que Sendero Luminoso no inventó el terrorismo, que en el país hubieron actos terroristas mucho antes que el fanatismo de Sendero Luminoso pretendió incendiar la pradera y que durante el gobierno del General Velasco algunos de esos actos calificados como terrorismo fueron planificados y ejecutados por miembros de la Marina de Guerra en complicidad con la CIA.

Nadie niega la potestad que tiene el congreso para interpelar a los ministros, pero una cosa es interpelar a un ministro por sus actos como hombre de estado y otra muy distinta es utilizar el congreso como si fuera un tribunal de los tiempos de la Santa Inquisición para condenar a la hoguera al hereje Ministro de Relaciones Internacionales que nunca ocultó su militancia izquierdista y siempre asumió la responsabilidad de sus actos políticos.

De la lectura del pliego interpelatorio que la derecha ha presentado, para que Héctor Béjar responda, una cosa queda clara: la derecha no está interesada en discutir la nueva política internacional que, según el artículo 118 de la constitución, es el Presidente quien “dirige la política exterior y las relaciones internacionales” del país. La derecha quiere, si o si, la cabeza de Béjar por lo que representa, por las ideas que defiende, por toda la dignidad que su persona encarna y porque expresa con claridad los objetivos que debe buscar el nuevo gobierno para devolver la soberanía y dignidad a nuestra política internacional.

Héctor Béjar tiene más honor que todos los congresistas de la extrema derecha que firmaron ese mamotreto de pliego interpelatorio.

Pero no nos engañemos, la anunciada interpelación a Héctor Béjar es parte de un objetivo mayor: la vacancia del Presidente Castillo. El congreso quiere hacer una demostración de su fuerza bruta forzando la destitución del Ministro de Relaciones Internacionales antes de que el Primer Ministro acuda al hemiciclo a solicitar el voto de confianza.

Con la interpelación al Ministro de Relaciones Internacionales la extrema derecha va buscar que las piezas de la confrontación contra el poder ejecutivo vayan ocupando sus puestos a la espera de esa batalla final que, a decir de muchos, está a la vuelta de la esquina.

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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