Por Fredy León
Como era previsible, Mario Vargas Llosa salió en defensa no de la historia sino de la monarquía española, y con un lenguaje más hepático que racional se sumó al corifeo de voces que se han escandalizado por tremendo atrevimiento del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, que insta al rey Felipe VI a pedir disculpas por los atropellos que las autoridades mexicanas consideran que se cometieron durante la conquista.
Vargas Llosa dice que el mandatario mexicano se «equivocó de destinatario para su carta. Tendría que habérsela enviado a sí mismo y tendría que responder por qué México, que se incorporó al mundo occidental hace 500 años y desde hace 200 disfruta de plena soberanía como país independiente, tiene todavía a tantos millones de indios marginados, pobres, ignorantes y explotados.”
Afirmaba el historiador norteamericano Howard Zinn que «Se puede mentir como un bellaco sobre el pasado. O se pueden omitir datos que pudieran llevar a conclusiones inaceptables.» Y Vargas Llosa opta timidamente por lo segundo.
El marquéz de España no es que mienta premeditamente como un bellaco, sino que comedidamente pretende direccionar los reflectores del debate hacia los temas de la herencia colonial y evitar la terrible molestia de volver la vista al proceso mismo de la conquista. Para Vargas Llosa, López Obrador es el culpable de la ignorancia en que viven los indígenas mexicanos.
El autor de «Pantaleón y las visitadoras» no es que sea un intelectual despistado en materia de historia y no vea la diferencia que existe entre la conquista como un acto violento y las pesadas herencias que dejaron tres siglos de colonialismo; sino que con su versión light de la conquista busca despistar la historia repartiendo culpas por igual a verdugos y víctimas, todo con el objeto de que esa verdad, que alude en su carta el mandatario mexicano y que resulta incómoda a los ojos de la monarquía borbónica, siga bien envuelta en la niebla del olvido.
Vargas Llosa está muy cerquita de los que idealizan la conquista y lo presentan como el «momento más brillante de la historia de la humanidad.» El escritor se siente más identificado con la misión evangelizadora del cura Valverde que con el acto de rebeldía mostrado por Atahuallpa.
En su respuesta a la misiva de AMLO, el célebre autor de «Los cachorros» pide que miremos la trágica historia de nuestros pueblos con un solo ojo y tratemos con guantes de seda a la arcaica monarquía española.
Nadie en su sano juicio pretende desconocer la riqueza cultural de todo nuestro pasado y que, para bien o para mal, el reino de España a partir de la conquista ha marcado profundamente nuestro derrotero y forma parte de nuestro acervo cultural, lo único que se pide es tener una visión más ajustada a la realidad de lo que significó ese acontecimiento histórico para los pueblos originarios.
Resulta totalmente ignominioso la actitud de Vargas Llosa que pretende que asumamos como nuestra la historia oficial defendida por España, que no solo niega que la conquista fue un quiebre trumático para los pueblos originarios del nuevo continente, un acto violento de saqueo, asesinato y exterminio cultural; sino que sigue viendo la conquista como si hubiera sido el inicio de un proceso pacífico de civilización de pueblos salvajes.