Un encuentro varios fracasos

Por Fredy León

«y los pedacitos rotos del sueño/¿se juntarán alguna vez? /¿se juntarán algún día/pedacitos? / ¿están diciendo que los enganchemos al tejido del sueño general / ¿están diciendo que soñemos mejor?» (Juan Gelman)

Resulta más que comprensible que muchas personas se muestren pesimistas ante al encuentro de las izquierdas a llevarse a cabo el 26 de enero en Huancayo. No es la primera vez que las izquierdas se reunen para discutir sobre la posibilidad de construir un proyecto unitario ni tampoco sería la primera vez que todo acabe en un nuevo fracaso y otra decepción. Y es que las izquierdas arrastran una mentalidad derrotista, tienen una especial vocación por los fracasos y han convertido su vieja y heroica historia en una menuda historia de divisiones permanentes.

Y para variar, un nada inteligente twitter de Vladimiro Cerrón aludiendo a una supuesta confabulación «judea-peruana» ha servido de motivo para que muchos analistas políticos se apresuren a desacreditar el evento de Huancayo.

Las izquierdas nunca la tuvieron nada facil pero ahora tienen que luchar contra su propia historia, nadar contra la corriente y demostrar en los hechos que la unidad no es un mito. La unidad es la fuerza de la diversidad de un pueblo que renace en un país agotado y sometido por fuerzas destructoras que han corrompido toda la vida pública y destruido la confianza ciudadana en la república. Sin unidad la patria languidece y su futuro se presenta como una repetición de los viejos errores del pasado que nos mantiene como un país subdesarrollado y de grandes injusticias sociales.

Las izquierdas divididas dificilmente van a ser vistas como una alternativa de gobierno creible y viable. Y no solo eso, sino que divididas no tienen la mínima posibilidad de gobernar. Por eso necesitamos la unidad; unidad para ganar, unidad para gobernar y unidad para construir la patria nueva.

¿Qué hace falta? Como he sostenido en diversas ocasiones lo fundamental es que tengamos voluntad unitaria. No le temo a la diversidad, las discrepancias ni al debate de ideas; le temo al sectarismo, el dogmatismo, la falta de sentido autocrítico y el miedo a atreverse hacer historia con mayúsculas. La unidad es para construir la fuerza protagónica del pueblo, es para forjar en la lucha común el instrumento político que nos permitirá liberar a nuestra patria de las fuerzas retrógradas que durante 200 años han dominado el país.

Si existe voluntad unitaria, nos uniremos. Pero si no existe esa voluntad, por más que declaremos que luchamos por los mismos objetivos, seguiremos divididos y guiados por ese nocivo espíritu sectario que nos caracteriza.

Pero no nos engañemos, la unidad por sí sola no nos garantiza la victoria, es solamente el primer paso en una tarea gigantesca que decidimos emprenderlos juntos. Lo único cierto es que la división nos conduce inexorablemente a la derrota.

Y ese paso unitario, imprescindible y necesario para abrir las grandes alamedas, tienen que atreverse a dar en el encuentro de Huancayo. Ahí veremos si la denominada «cumbre de los líderes del pueblo» es más de lo mismo en la historia de frustraciones, divisiones y derrotas de las izquierdas o es el inicio de algo nuevo. Esperemos que esos líderes que viene a hablar a nombre de todo un pueblo recuerden lo que el Amauta decía «la historia es duración.»

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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