El discurso light sobre la corrupcióm

Por Fredy León

Los nuevos escándalos de corrupción que han remecido los débiles cimientos del Poder Judicial han llevado a que cientos de miles de peruanos salgan a las calles a protestar y expresar su indignación frente a los casos de corrupción y exigir al gobierno que tome medidas drásticas para sancionar penalmente a los magistrados corruptos.

La corrupción se ha convertido en el problema urgente a solucionar, pero más allá de las protestas e indignación ciudadana, en la sociedad no existe consenso en cómo enfrentar el grave problema de la corrupción, y hay opiniones que van desde los maximalistas que se escudan en esa descabellada consigna “que se vayan todos”, hasta los negacionistas que ven todos estos escándalos como una conspiración montada por “los caviares» para tomar por asalto el Poder Judicial.

En la sociedad se ha instalado un ambiente enrarecido de desconfianza total, falta de claridad y ausencia de una voluntad política para luchar frontalmente contra la corrupción. El «caiga quien caiga» sigue siendo una frase irrelevante. Y es que como en muchas otras situaciones, la pita de la corrupción se ha roto únicamente por el lado más débil, y poco o nada se ha hecho para sancionar a los verdaderos peces gordos que manejan los hilos de la corrupción.

La falta de resultados concretos en las investigaciones del escándalo de Odebrecht deja un sabor amargo. A la corrupción dificilmente se la va derrotar utilizando guantes de seda.

Pero no es solo la impunidad que gozan los corruptos lo que enerva, sino que últimamente viene cobrando fuerza algunas voces que, desde una supuesta imparcialidad y amparados en el formalismo político, estan construyendo un discurso dedicado a minimizar las denuncias de corrupción.

Es el caso del controvertido nuevo Fiscal de la Nación, Pedro Chávarry, quien sostiene que en el país ”Hay corrupción, pero es manejable” (El Comercio) O del destacado periodista Jaime de Althaus que afirma que “lo que hemos tenido es el avance creciente de un ordenamiento mafioso favorecido por una descentralización mal hecha.” (Lampadia.com)

En otras palabras, para el Fiscal la corrupción se reduce a unas cuantas manzanas podridas; y para el periodista Jaime de Althaus, la corrupción es sobre todo un problema focalizado en los gobiernos regionales y municipales. El primero nos dice que para acabar con la corrupción basta con botar a esas manzanas podridas, mientras que el segundo propone enfilar la lucha contra los “ladrones de gallinas.”

Por eso que no nos sorprende que en medio de la incertidumbre que reina en el gobierno, los grandes corruptos de Lava Jato, como la misteriosa señora K, AG o Toledo, sigan gozando de buena salud.

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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