Por Fredy León
Una extraña simbiosis formada por el poder económico, grupos de derecha y la cúpula ecleseástica se han lanzado al asalto del poder político en Nicaragua.
La nueva oposición nicaragüense actua bajo el liderazgo de la cúpula eclesiástica que ha convertido a la iglesia en un partido político y los sacerdotes, utilizando el púlpito, vienen llamando a la rebelión contra el gobierno nicaragüense.
Para los capistotes de la iglesia, el gobierno de Daniel Ortega -que se proclama como “cristiano, socialista y solidario”- es un regimen “demoniaco, basado en la envidia y toda clase de maldad”(https://elpais.com/internacional/2018/04/29/america/1524955927_450517.html) que debe ser derrocado.
En un pueblo tradicionalmente católico, la abierta inmiscusión en el plano político y el discurso confrontacional asumida por la iglesia puede tener consecuencias fatales, mas aun cuando ese discurso político es de lo mas anacrónico y nos retrotraen a los tiempos de la inquisición «El demonio es siempre astuto y siempre interviene cuando decimos la verdad. El demonio quería que quedáramos en las tinieblas.”
Y para salvar a los nicaragüenses del demonio de Daniel Ortega, la santa iglesia católica se ha lanzado abiertamente al asalto del poder político.