Por Fredy León
Finalmente parece que mis dilectos camaradas cusqueños han recapacitado y entendido que la gloriosa FDTC es una sola y que nadie la divide, que en el movimiento sindical cusqueño siempre va existir espacio para el debate alturado y la discrepancia de ideas, y que esa práxis siempe será la mejor manera de «saldar las cuentas, seria y francamente, con la realidad», pero también, la mejor práctica para forjar la unidad de los trabajadores cusqueños.
Necesitamos la unidad de los trabajadores porque -como decía el Amauta- «tenemos que emprender juntos muchas largas jornadas de lucha.» La defensa del trabajo, el salario y las pensiones deben formar parte inseparable de la lucha por el desarrollo regional, defensa del medio ambiente e igualdad de oportunidades entre el hombre y la mujer, pero sobre todo, necesitamos la unidad para poder soñar con una patria nueva, justa, solidaria, democrática y de bienestar para todos.
Esa es la gra tarea pendiente que tenemos que realizar, y para lograr ese objetivo, hay que elevar la mirada al horizonte, renovar radicalmente la practica sindical, construir la unidad del pueblo en lucha y recordar siempre las sabias palabras del Amauta «Un proletariado sin más ideal que la reducción de las horas de trabajo y el aumento de los centavos del salario, no será nunca capaz de una gran empresa histórica.»
Y la clase obrera surgió para hacer historia, para transitar «del reino de la necesidad al reino de la libertad.»
¡En hora buena camaradas de la FDTC!