Por Fredy León
Alan debe estar feliz de la vida cantando la canción de Ruben Blades «la vida te dá sorpresas, oye camará / éstos novatos qué creen?» / si éste es mi barrio papá!» Luego de haber empujado a los bonzos del fujimontesinismo a promover una confrontación de poder con PPK, les ha ganado la jugada y por partida doble.
El fujimontesinismo ha quemado todas sus naves en lo que resultó ser una insulsa batalla de papel. Apostaron todo o nada a someter a PPK y acabaron dejando desnuda a Keiko.
Los pirómanos congresistas que llamaban a tomar por asalto el poder y se mostraban amenazantes retando a PPK a que disuelva el congreso, han vuelto a quedar como simples charlatanes. Fueron por lana y salieron trasquilados ¿Qué va decir ahora Keiko? ¿Se atreverá a hacer realidad sus bravuconadas y le negará el voto de confianza al gabinete Aráoz?
Y es que la renovación del gabinete ha dejado un claro ganador: Alan; una perdedora: Keiko y un timorato PPK cuya máxima preocupación es cuidar su sillón presidencial.
Pero tras este radical reacomodo de poder en las alturas lo principal es que gracias a su astucia, Alan ha logrado lo impredecible: posicionarse como el llamado a tomar la posta presidencial en el 2021.
Esa es la principal victoria de Alan. A partir de ahora cuenta con los favores del poder. Tiene un ejecutivo a imagen y semejanza de sus aspiraciones políticas: el gabinete Ecoteva-Odebrecht