Por Fredy León
Tenía que ser la OEA, esa anacrónica organización que funciona a tropezones y actúa mirando de reojo lo que dicta el imperio, la que intente convertirse en la cabecera de playa del imperialismo yanqui para lograr el anhelado retorno de la oligarquía venezolana al gobierno.
A lo largo de su triste historial, la OEA no tiene un solo mérito que lo presente como defensora de los derechos humanos y promotora de la democracia y la libertad en la región.
Todo lo contrario.
La OEA siempre ha servido para defender los interese mas proterbos y nefastos de la política yanqui.
¿Dónde estuvo la OEA cuando los Estados Unidos invadieron República Dominicana, Panamá y Granada? ¿Dónde estuvo la OEA cuando Reagan armó y financió a la contra nicaragüense y se convirtió en el mentor político del ejército criminal de El Salvador? ¿Dónde estuvo la OEA cuando Kissinger promovió el cruento golpe de estado fascista contra el gobierno legítimo de Salvador Allende? ¿Dónde estuvo la OEA cuando las dictaduras militares del cono sur ejecutaron el macabro plan Cóndor? ¿Dónde estuvo la OEA cuando la oligarquia hondureña destituyó al presidente Zelada, la derecha paraguaya al presidente Lugo y los banqueros brasileños a la presidenta Dilma? ¿Dónde está la OEA cuando en México se asesina y masacra impunemente a estudiantes, cuando en Honduras se elimina brutalmente a luchadoras sociales, cuando Trump ejecuta políticas que criminaliza a los migrantes latinos residentes en los Estados Unidos?
La OEA nunca ha estado al lado de los pueblos. La OEA siempre estuvo al lado del imperio y sus políticas de dominación, siempre estuvo defendiendo los intereses de los poderes económicos e impidiendo que los pueblos latinoamericanos se conviertan en protagonistas de su propio destino.
La OEA nunca pasó de ser una ilusión y en los hechos actúa como un instrumento de subordinación y dominación al servicio del imperialismo yanqui y las oligarquías gobernantes. Tal como lo hizo con Cuba, ahora pretenden hacer en Venezuela, convertirse en la fuerza de choque de la derecha venezolana en sus desesperados intentos de seguir actuando con total impunidad para tratar de recuperar a la fuerza el poder perdido.
Esa es la OEA que bajo el mandato del uruguayo Almagro está obsesionado con Venezuela y desde sus cómodas oficinas en Washington vienen tocando tambores de guerra; pero como dijo el gran Carlos Puebla: La OEA es cosa de risa.
Pregunto yo en mi canción
al que grita y patalea
Caballero de la OEA
Que pasó con la reunión.
Como no me voy a reir de la OEA
si es una cosa tan fea
tan fea que causa risa…