Por Fredy León
El cruel atentado terrorista perpetrado en Berlin ha alterado totalmente el apacible ambiente pre navideño que se vivía en el viejo continente. En las calles hay una sensación de inseguridad y miedo; la presencia de la policia es mas visible y los controles policiales en los lugares públicos se han vuelto mas comunes. El terrorismo juega con los temores de la gente, tiene a su favor el arma letal de la sorpresa: sabe que puede actuar en el lugar menos indicado, en el momento mas impensado y aprovechan habilmente la confusión que existe a nivel de las autoridades que no atinan a dar una respuesta adecuada.
Pero lo que es mas peligroso es que frente a la creciente amenaza terrorista que vive Europa, a nivel de la opinión pública el discurso de la extrema derecha, de esos sectores xenofóbicos que hablan abiertamente de una “guerra de civilizaciones”, ganan cada vez mas adeptos. Para ellos generalizar es lo mas sencillo, y desde su fundamentalismo ideológico resulta cómodo señalar que el enemigo son los otros; que los terroristas son los que visten de otra forma, rezan a un dios distinto, practican costumbres diferentes y hablan otros idiomas.
Lo que el fundamentalismo islámico precisamente busca es eso, que Europa vea a todo musulman como un peligroso terrorista; al igual que antes, cuando los esclavistas consideraban a todo negro como un esclavo.
No se necesita ser muy inteligente para jugar con los prejuicios y temores de la gente, para presentar a los otros como enemigos de occidente, que odian los valores y la forma de vida de los europeos. George W. Bush utilizó esa manera tan primitiva de razonar para justificar su teoría de exterminio del enemigo; luego de los atentados a las torres gemelas en el 2002, cuando Bush decidió invadir Afganistán, lo que aplicó fue un cruel castigo colectivo a los pobres afganos que seguramente no tenían ni idea de quién era Osama Bin Laden. Castigo brutal que dura hasta nuestros días.
Luego fue el turno de Irak y la tragedia se extendió por varios países árabes.
El discurso de la “guerra de civilizaciones”, para explicar el fenómeno terrorista, resulta demasiado simplista como para ser tomado en cuenta; pero en tiempos donde el miedo se apodera de la gente, discursos de esa naturaleza, que apelan a las emociones y se difunden por todos los medios de comunicacion, sin ser confrontados abiertamente por temor a ser señalados como timoratos, terminan siendo creibles.
Tan creible como ese famoso discurso pronunciado por George W. Bush que afirmó en 2003, luego de la toma de Bagdad, “que el mundo era un lugar mas seguro.”
Bueno, el mundo no es mas seguro; de eso lo atestiguan Alemania, Francia, Belgica y el miedo que recorre por la vieja Europa; pero también son testigos silenciosos países donde el dolor humano se multiplica por millones: Siria, Turkia, Irak, Afganistán, Libia, Somalia, Yemen.
Por eso es importante conocer las causas que han llevado a que el terrorismo se haya convertido en uno de los problemas principales en Europa.
El fundamentalismo islámico no ha surgido de la nada. El poder que adquirieron los talibanes, Alqaeda, el Estado Islámico y los denominados “lobos solitarios” dispuestos a inmolarse en cualquier parte del mundo, son el resultado final de esas políticas de intervención desarrollada por los Estados Unidos, dirigidos principalmente contra los gobiernos seculares, nacionalistas y de izquierda que existían en el mundo árabe, y que una vez desalojados del gobierno, se originó un peligroso vacío de poder que fue habilmente copado por los sectores religiosos más retrogrados que desean imponer el califato islámico, es decir una dictadura teocrática.
Si el fundamentalismo islámico se ha extendido y ampliado su influencia en el mundo musulmán es porque la única valla de contención que existía, fue derribada precisamente por los Estados Unidos con su política de intervención militar.
En esa lucha que se daba al interior de las sociedades árabes, los Estados Unidos apoyaron de manera decidida a los grupos fundamentalistas como los talibanes contra el gobierno de Babrak Karmal en Afganistán; a esa banda de delincuentes libios contra el gobierno de Kadaffi en Libia; al estado islámico contra Asad en Siria.
Y son justamente estos sectores fundamentalistas que luego de haber sido financiados, entrenados y armados por occidente, hoy vuelven sus armas contra el poder que los creo.
Los Estados Unidos abrieron las puertas para que el fundamentalismo islámico se convierta en la pesadilla que es hoy. Y lo peor de todo, es que en Europa esta pesadilla del terrorismo islámico, recien empieza.