Dueño de ti, dueño de nadie


Jmesa-directiva

Por Fredy León

 

Los fujimontesinistas, fieles a su vocación totalitaria, creen que por tener mayoría en el Congreso, una mayoría más ficticia que real, el poder legislativo del Estado les pertenece, es su propiedad. Ellos piensan que esa mayoría conseguida en las elecciones les otorga las prerrogativas para comportarse como si fueran una manada de elefantes dentro de una tienda de cristales, y por lo tanto, pueden atropellar y desconocer los derechos de las minorías representadas en el Congreso.

 

Las declaraciones del congresista Pedro Spadaro señalando que la mayoría fujimontesinista va ejercer una suerte de veto para impedir que las dos primeras minorías en el Congreso -el Frente Amplio y PPK- formen parte de la mesa directiva del Congreso, es un despropósito descomunal que demuestra el poco talante democrático del fujimontesinismo.

 

Esa conducta responde a una visión retrograda de la función que debe cumplir el poder legislativo, es un anuncio de que gracias a esa mayoría, tendremos un congreso monocromático y donde en los debates parlamentarios, los votos serán más importante que los argumentos.

 

El fujimontesinismo quiere tener el control absoluto del Congreso; no le basta con saber que detentará la Presidencia del Congreso durante los próximos 5 años, sino que desean controlar –manu militari- toda la mesa directiva para definir de manera arbitraria la agenda parlamentaria, digitar a dedo las presidencias de las comisiones, y por que no, para hacer cumplir con los exquisitos deseos expuestos por el excéntrico Tubino que exige que al Congreso solo se ingrese vestido con saco y corbata.

 

Lo que Spadaro nos anuncia es que ellos van a utilizar su mayoría congresal como una aplanadora para promover sus intereses partidarios, cercenar los debates y aprobar al viejo estilo del carpetazo sus propuestas.

 

No es que sea malo -per se- contar con una mayoría congresal, el problema radica en cómo se administra esa mayoría. El congreso es por antonomasia el poder del Estado donde se refleja la pluralidad política que existe en la sociedad, es el recinto donde los diversos partidos políticos, con presencia parlamentaria, pueden exponer y defender sus puntos de vista; y si una mayoría parlamentaria contribuye a fortalecer esa forma de funcionar del Congreso, está contribuyendo a fortalecer la democracia y dando un cauce racional al conflicto político que se manifiesta en la sociedad.

 

Para que se cumpla con ese objetivo, la mayoría tiene que ser escrupulosamente respetuosa de las formalidades y hacer que el Congreso funcione de manera democrática, tiene que ser una institución donde exista un mínimo de consenso en la elaboración de la agenda parlamentaria y lograr un equilibrio proporcional en la distribución de las presidencias de las comisiones que permitan que todos los grupos políticos puedan tener el espacio y las garantías para defender a los sectores sociales que votaron por ellos.

 

En el Poder Legislativo, a diferencia del Poder Ejecutivo que requiere un mínimo de coherencia y criterios comunes, la pluralidad de ideas y opiniones es signo de vitalidad y fortaleza. El nivel y la profundidad del debate político es lo que hace importante al Congreso. En eso radica su poder real. No es solamente la tarea de fiscalizar al poder ejecutivo, sino principalmente la capacidad para generar consensos en la aprobación las normas legales lo que prestigia a un parlamento y le otorga legitimidad total.

 

Por eso,  la primera responsabilidad de la actual mayoría política debería ser garantizar que las minorías tengan las posibilidades de ejercer sus derechos, y que su voz será escuchada sin censuras porque representan a un sector importante de la sociedad.

 

Pero hasta eso es un imposible esperar del fujimontesinismo. Más puede su vocación totalitaria y su obsesión por el poder, que pensar en el bienestar del país y trabajar por contribuir al fortalecimiento de un sistema democrático haciendo efectiva la labor del Congreso como una institución política al servicio del país.

 

Si se cumple lo que Spadaro ha anunciado, lo más probable es que tendremos un Congreso gris, mediocre, secuestrado por una fuerza política y puesto al servicio de los intereses menudos del fujimontesinismo.

 

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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