La felicidad que no fue

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Por Fredy León

Una pena por Chlimper, no pudo obtener la felicidad que le faltaba.

Su pintoresca versión sobre su cantinflesca participación en el affaire del audio trucado que publica en su FB es de antología y no se si ponerme a reir o llorar. Chlimper comienza haciendo una confesión personal: su presencia en la plancha electoral de Keiko dice fue porque Chlimper «no (se) sentía del todo feliz con lo que había logrado», ansiaba de la vida un poquito más.

Y en esos casos de felicidad a medias, nada mejor que aspirar a obtener más poder personal para alcanzar la felicidad total. Justo lo que el fujimontesinismo le ofrecía.

Pero dudo que luego de todo lo sucedido durante la campaña electoral, Chlimper vuelva a sonreír por un buen rato; aunque ese es un asunto personal, total don José Chlimper sí que tuvo tiempo para sonreír de oreja a oreja, especialmente cuando estuvo como Ministro de Agricultura, justo en el ocaso del corrupto régimen fujimontesinista, donde aprovechó del poder que ostentaba para aprobar una norma legal que le favoreció personalmente al prolongar ese ignominioso sistema especial que rige para los trabajadores del sector agroexpotador, de bajos sueldos y sin ningún tipo de beneficios sociales.

Supongo que ahí la alegría de Chlimper fue inmensa. Imagínense la felicidad del hombre al ver como sus prosperos negocios en la agroexportación, de pronto obtenían una serie de beneficios laborales y tributarios, otorgados por él mismo, y que permitieron que incrementara su tasa de ganancia, reduciendo los costos laborales y obteniendo exoneraciones tributarias.

Dicen que no hay mayor felicidad para un empresario que ver engordar su cuenta bancaria.

Asi que Chlimper no es un neófito en ese campo, él sabe lo que es el valor del poder, aunque en su lacrimógena nota de su FB intente vendernos una imagen puritana de un empresario preocupado por los destinos del país y dispuesto a sacrificar sus propios intereses y los de su familia. Chlimper sabe por experiencia propia lo beneficioso que resultaba tener el control del Estado.

Pero volvamos a la versión que Chlimper nos entrega sobre el famoso audio.

Como en las viejas películas de mafiosos, lo primero que hace Chlimper es disparar a matar contra el mensajero. En la grave denuncia contra Joaquín Ramírez sobre lavado de dinero, el problema principal no es la calidad moral del denunciante, sino la veracidad de la denuncia. No es la pinta del mensajero sino el contenido del mensaje lo que realmente importa.

Es probable que sea cierto todo lo que dice sobre Jesús Vásquez, el personaje que salió del anonimato para denunciar a Ramírez, pero eso no cambia ni altera el sentido de la denuncia expuesta públicamente contra uno de los principales hombres de confianza de Keiko. En este caso la inocencia de Joaquín Ramírez no se puede defender sacando un supuesto o real expediente delictivo de la persona que hizo la denuncia.

Lo que Chlimper buscó de manera premeditada con los audios trucados era desviar el foco de la atención, acusar al acusador y presionarlo para que se desdiga. Con esa taimada operación, el verdugo pasaba a convertirse en una víctima inocente y el portador de las noticias en el directo culpable de las malas nuevas.

Y esa es una vieja estratagemia al que normalmente recurren los que tienen medio pescuezo en la guillotina. Como resulta dificil demostrar su inocencia, entonces es mas sencillo dedicarse a denigrar contra sus eventuales acusadores. Para ello no se necesita ser muy inteligente, solo demostrar que no se tiene escrúpulos.

Hubiera sido esclarecedor si Chlimper se hubiera atrevido a levantar el velo que cubre ese misterio sobre quién manipuló el audio que comedidamente fue difundido en el programa televisivo «Las cosas como son» con el premeditado objetivo de desviar la atención sobre la denuncia de lavado de activos supuestamente hecho por Joaquín Ramírez.

En un medio mafioso donde las escuchas ilegales se han convertido en moneda común, hubiera sido digno de reconocimiento si Chlimper hubiera puesto todas las cartas encima de la mesa; pero no, la estrategia de Chlimper fue embrollar más y esperar que el escándalo pase al olvido.

Por eso que no tiene ningún sustento la versión a medias que sostiene Chlimper que dice que el solo fue un receptor e intermediario y que entregó ese explosivo material informativo sin percatarse de su contenido.

¿Nos cree idiotas? Yo creo que si. Una de las características del fujimontesinismo es que se acostumbraron a actuar bajo la protección del poder total y absoluto y por eso pudieron cometer las atrocidades sin que nadie les exija cuentas, total Chlimper creía que estaba a la puerta del paraíso y tenía las espaldas bien cubiertas: mayoría en el Congreso y solo les faltaba una formalidad para ser gobierno.

Pero así como no hay crimen perfecto, tampoco existe la coartada ideal; tarde o temprano la verdad tiende a salir al aire. Sostener que Ramírez es inocente porque Vásquez supuestamente es un delincuente no tiene lógica ni sustento. Es una falacia más grande que los famosos agujeros negros de los que nos habla Stephen Hawking.

El intento de Chlimper de salvar a como de lugar al cuestionado mecenas del fujimontesinismo se volvió un boomerang y al final terminó haciendo un flaco favor a la candidatura de Keiko.

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"Nada de lo que es humano me es ajeno." Federico Engels
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