Por Fredy León
A los dirigentes apristas se les puede acusar de todo, menos que no tengan sentido de partido. Una muestra de ello es la actitud asumida luego de la debacle electoral. Obligados por esa derrota, todos los miembros de su dirección nacional han renunciado a sus cargos y convocado con carácter de urgencia a su congreso para el 7 de junio. Mientras eso sucede en el viejo Partido fundado por Haya de la Torre; el Partido fundado por Mariátegui languidece bajo la sombra de mediocres personajes, que sin haber librado ninguna batalla, llevan la marca de la derrota en su oscuro historial y cumplen el triste papel de ser los sepultureros de la obra del Amauta.